domingo, 25 de septiembre de 2011

CUENTO DE PRIMAVERA: "La ventana abierta"


CUENTO DE PRIMAVERA: "La ventana abierta”



Suena el despertador, ella abre los ojos y se dispone a afrontar las tareas de todos los días. Como era su costumbre corrió las cortinas, abrió la ventana y todavía con los ojos medio abiertos, respiró el aire fresco que le proporcionaba la mañana, de pronto sintió algo diferente, extraño, que le produjo una nueva sensación. Abrió bien los ojos y observó que el cielo era de un hermoso azul brillante con delicadas nubecitas flotantes, los árboles lucían en un verde intenso, hermoso; se fijó que unos pajarillos saltaban graciosos de rama en rama, piando alegremente, al manzano le habían salido unos brotecillos blancos, las adelfas apuntaban ya sus flores queriendo salir, y allá arriba en el cielo, el Sol lucía como si fuera una gran bola de fuego que la deslumbró obligándola a cerrar los ojos. Se quedó extasiada un buen rato observando lo que la naturaleza le mostraba, estaba incluso confusa por tanta belleza a su alrededor y no comprendía cómo no se había dado cuenta hasta hoy de todo lo que la naturaleza le ofrecía a diario.
Todos los días hacía los mismos movimientos, todos los días corría las cortinas y abría la ventana para ventilar el dormitorio, eran movimientos reflejos, movimientos debidos a la costumbre, sin más emoción ni interés y hoy, inexplicablemente, se dio cuenta que detrás de esos visillos y de esa ventana había un mundo que la saludaba agradablemente, pleno de color, de luz, un mundo que palpitaba lleno de vida.
La mujer se quedó unos minutos observando todo aquello tal cual si fueran cosas nuevas, lo nunca visto, fenómenos no comunes de la Naturaleza y al cabo de un rato esbozó una sonrisa en su rostro, se sintió más ligera, como si hubiera adelgazado unos cuantos kilos o quizás, como si hubiera rejuvenecido muchos años… y su mente la llevó a esos años juveniles donde todo era bello, todo luminoso, donde todo era motivo de reír y disfrutar, y en esos hermosos pensamientos se quedó un buen rato absorta.
Se dio cuenta que desde hacía años no sonreía, y si lo hacía era por cortesía pero sin entusiasmo, su energía estaba ensombrecida por muchas cosas que había ido perdiendo por el camino de la vida sumiéndola en una tristeza habitual que la transformaba en un ser apenas sin emociones, sin ganas ni interés por nada, actuaba solo por cubrir necesidades.
La enfermedad había anidado en su alma y la estaba minando día a día, lentamente, sutilmente. Si, hacía su vida “normal”, cuidaba de su familia, iba al trabajo, parecía que era feliz…pero sólo lo parecía.
El desamor es una enfermedad que nadie nota pero que mina el alma y destroza la vida de la persona que lo sufre. Poco a poco se iba acostumbrando a vivir así, porque el desamor es una enfermedad que transcurre casi sin síntomas, cada día se va instalando en el alma, hoy un pequeño detalle, mañana una reacción rara, diferente, se piensa que son susceptibilidades de una misma, y así poco a poco va minando el alma. No quería pensar en ello, se consolaba con autodefinirse como “una huérfana de afecto” y no pensar más. Al cabo de los años se fue dando cuenta que envejecía por dentro, que su vida era oscura, sin brillo y comenzó a inquietarse y pensar que había que tomar cartas en el asunto, que no podía seguir así, ella tenía que buscar los medios para volver a sentir la vida por sus venas…
Suena el despertador implacable que interrumpe ese sueño maravilloso donde había mucha luz y colores…y pájaros que piaban alegremente…Desde hacía años sus sueños eran en tonos grises y casi siempre de noche. Una sonrisa iluminó su rostro…


La primavera estaba brotando en su alma.


María Dolores Velasco





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Dolores, dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, y qué hermoso ha sido llegar hasta tu blog (nuevamente) y leer tan bonita historia, a veces uno mismo se deja marchitar poco a poco y aun dándonos cuenta es como si nos dejásemos engullir por el día a día, por la rutina, por el paso del tiempo... Pero si un día de pronto sentimos ese revoloteo alrededor que nos empuja a mirar la vida con otra perspectiva, seguramente será cuando notemos que en nuestro interior se está despertando la primavera. En mi caso suele pasar eso ahora, cuando se acerca el otoño, qué rara soy ¿eh?

BESITOS!!!!

maria dolores velasco dijo...

Hola FG, estoy organizando mis blogs, bueno...ya estaba en ello cuando tuve que hacer una espera de muchos meses, y ahora estoy repasando lo que hay y a veces os mando algo ya antiguo que me imagino que muchos no lo han leído.
Gracias por estar en mis cosillas...
Un abrazote así de grandeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Leticia Peña dijo...

Precioso, profundo, positivo.... alegre y triste a la vez, pero con la determinación de quedarse con lo bueno.
Es estupendo ver que aunuqe los humanos nos empeñemos en tener problemas, la naturaleza sigue su curso sin marchitarse por ellos.
Besitos a millones